Love Balls

La experiencia que me llevé jugando a Love Balls fue tan peculiar como encantadora. En este juego, las leyes de la física se combinan con el romanticismo de dos bolas mágicas que solo desean reunirse. La mecánica es simple: con el dedo o el cursor, dibujas líneas y formas que faciliten el feliz encuentro.

Usando un poco de lógica e imaginación, logré superar niveles que, aunque a veces parecen simples, ofrecen un desafío que engancha. No soy el único que piensa así, algunos jugadores señalan que el juego, además de tener momentos en los que la dificultad aumenta, puede resultar adictivamente complejo, pero sin llegar a niveles de frustración.

Reconozco que Love Balls puede no ser para todo el mundo. Hay quienes lo encuentran tedioso en ocasiones, y no está exento de ese pequeño estrés que supone encontrar la solución correcta. Aún así, los niveles variados y la posibilidad de crear tus propias soluciones invitan a jugar bonito y dejar volar la creatividad. Y si te quedas atorado, ya sabes, siempre hay alguien que sugiere catapultas y contrapesos para pasar ese maldito nivel 82.

Aunque Love Balls no sea una revolución en el mundo de los juegos, ofrece momentos entretenidos para quien busque un reto medianamente dulce y lleno de corazones.